domingo, 27 de octubre de 2013

Diálogos merodeadores (II): La correspondencia entre las sensibilidades musicales y el estado emocional


Hoy, 27 de Octubre de 2013, hallo impávido el día; lúgubremente gris se acuna en el sosiego de la niebla. Enclaustrada en arritmias musicales de vespertinos sueños y falsas ofrendas poéticas, me animo a escribir sobre aquella tarea anteriormente propuesta: la de reflexionar sobre la relación entre los estados anímicos y la música.




La música es y, aparentemente, siempre ha sido uno de los condimentos más sutilmente demandados en la existencia humana; sus desvaríos múltiples, transparentes y opacos preludian reuniones e incomprensiones varias. A través de sus proteicas expresiones melódicas cientos de seres humanos han amalgamado sus sentires en un intento –veces fallido, veces acertado– de aglutinar sus perennes penas y transmutarlas en júbilos esporádicos. Mas no es nuestra intención sostener vehementemente que la música tiene un carácter funcional único e irrefutable, pues entraríamos de lleno en el equívoco de las presunciones sociológico-positivistas que causalidades impusieron a los vacíos existenciales. No, la música, en toda su luz y oscuridad, se expande allá donde los recovecos del olvido han creído fallidamente llegar: desde la sencillez durmiente en los páramos inhóspitos de la naturaleza callada hasta la complejidad extrema de un universo que inconmensurable azota nuestro engreído orgullo antropocéntrico.

¿Quién no ha descubierto alguna vez, meditando “en” y “sobre” la música, ese mar multiforme de sensaciones vacuas y estridentemente desbordantes inundando su interior? ¿Quién no ha sentido su ser exiliado en las estepas de los tangos inquietos, las arias secretas o los arpegios inciertos? ¿Quién no ha visto temblar su ser en el pálpito de una arritmia musical que difumina los contornos espacio-temporales de todo ente autoconsciente? ¿Quién no ha sucumbido silenciosamente en las melodías ocres de una música hipnotizante, resbaladiza, pueril? ¿Quién no ha sido huida en el remanso fiero de los vivos pensares y dolores muertos que melodías balsámicas tornaron posibles en el auspicio del destierro? ¿Y quién no ha visto sonrisa arrancada, cuando no lágrima robada, del rostro sorprendido por la sórdida ternura y fulgurante belleza del (des)concierto musical?



La música, en cualquiera de sus formas, se erige en la sintonía de su regazo ambivalente fuerza motriz. En ella y con ella nos movemos. Ella, en su constitución poliédrica, puede ser a la vez antídoto de sufrimiento, removedora de nostalgias, cultivadora de melancolías o arquitecta de alegrías. Ahora bien, el diálogo que aquí nos concierne pretende gravitar, mayormente, siguiendo la estela elíptica de las emociones y su correspondencia, si la hay, con patrones musicales varios.

Tal y como sabemos, el ser humano es capaz de percibir un gran abanico sonoro mediante el sentido del oído1. La audición, producto de la extraordinaria ingeniería fisiológica que impera en nuestra biología, es engañosamente simple: unas moléculas se mueven en un “medio continuo”2 generando ondas determinadas acorde con las características físicas de la fuente sonora; dichas “ondas viajeras”3 se propagan –generalmente a través el aire– sobrepasando, con mayor o menor éxito, fronteras materiales diversas hasta llegar –con suerte– a la cadena de huesos más ínfima del cuerpo humano. En el oído medio las ondas sonoras se convierten en fluctuaciones mecánicas (transducción) que, integradas con posterioridad en el nervio auditivo, son transmutadas a su vez en impulsos eléctricos. Las células nerviosas de nuestro cerebro, las neuronas, procesan en el lóbulo temporal el sonido en cuestión, ahora convertido en resplandeciente actividad eléctrica. Aquí nuestro encéfalo, en la complejidad de la interacción bioquímica que lo constituye, interpreta susodichos impulsos eléctricos en imágenes sonoras y melodías bien definidas y concretas.



Si bien estos procesos sensoriales y perceptivos han sido adecuadamente estudiados, cabe plantear una cuestión no menos llamativa y tentadora: ¿cómo estas reacciones físico-químicas que determinan lo que percibimos como melodías o sonidos armónicos inciden en la configuración de nuestras sensibilidades musicales? En otras palabras: ¿de qué manera, una vez dado el paso del fenómeno físico al fenómeno psíquico, surgen recuerdos, emociones o acciones impulsadas por el cariz melódico de una pieza musical particular? Podríamos aventurarnos a decir, tomando en consideración el primer post de esta serie, que la sensibilidad estética posee cierta dependencia relativa de la experiencia sujeto-mundo, de tal modo que la relación sujeto-música constituye una experiencia única, un acontecimiento en el que una complejidad sonora se torna genuinamente coherente y accesible para uno o varios sujetos según el carácter de sus vivencias.

En virtud de los grados y cualidades experienciales que un sujeto posea con respecto al campo sonoro de las melodías y armonías, la imaginación y el razonamiento fraguarán estilos diversos de sensibilidad musical. Lo que nos interesa desentrañar, llegados a este punto, son las posibles correlaciones entre estados anímicos-emocionales diversos y tendencias musicales concretas. Para aclarar el propósito de nuestras reflexiones, consideramos propicio señalar aquellos postulados teóricos que describen las cualidades físicas de los colores y su correspondencia con estados psicológicos específicos. Atendiendo a la física del color –muy a grandes rasgos–, las diversas longitudes de onda de la luz permitirían al ojo discernir un color de otro. Ahora bien, la reacción psicológica que nuestra mente/cuerpo desencadenaría a partir de la sensación del color es lo auténticamente sorprendente: las ondas, según su frecuencia y longitud, provocarían estados psicológicos disímiles: allá donde las longitudes de onda más largas –correspondientes a colores más claros y llamativos (rojo, naranja, amarillo,…)– transmiten sensaciones de excitación, fulgor y pasión, las longitudes de onda más cortas –correlativas a colores más oscuros y sutiles (azules, violetas o liláceos)– despertarían sensaciones de calma, quietud y seguridad.


Es por ello que, sobre la base de las reflexiones anteriores, nos aventuramos a cuestionar si existe alguna correspondencia entre las cualidades concretas de un campo sonoro y un estado psico-emocional determinado. Acorde con la terapia alternativa basada en la música, esto es, la “musicoterapia”4, las diversas manifestaciones melódicas tendrían la capacidad de armonizar, potenciar y mejorar determinadas aptitudes o estados psicoafectivos. Veamos lo que la enciclopedia virtual “Wikipedia” nos dice al respecto:

<<La musicoterapia es el manejo de la música y sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) realizada por un musicoterapeuta cualificado con un paciente o grupo, es un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.>>5

Si atendemos las cualidades físicas de los sonidos, la frecuencia, la intensidad, el timbre y la duración vendrían a determinar el carácter de ellos así como las cualidades del ritmo, la melodía y la armonía, dando lugar a manifestaciones musicales diversas. Tomando como base las aportaciones de la psicoacústica (rama de la psicología encargada de estudiar la percepción del sonido) y la musicoterapia, aceptamos el reto de elaborar un cuadro que manifieste, de forma amena y altamente sucinta, los géneros musicales, sus principales cualidades sonoras y las sensaciones que pueden causar:

[NOTA: queremos subrayar, antes de sumergirnos en la lectura del cuadro, el hecho de que las nociones aquí descritas no pretenden forjarse como “tendencias o definiciones inmutables” según el género musical; por el contrario, se tratan de aspectos que, dado el carácter personal de las percepciones, están abiertos al cambio. Del mismo todo, en el cuadro-resumen no se hallan todos los géneros musicales; para no alargar demasiado el post hemos decidido recurrir a los más nombrados].


INSTRUMEN-TALIZACIÓN Y VOZ
TIEMPO y RITMO
ALTURA
SENSACIONES QUE PUEDEN CAUSAR
BLUES
Género musical “negro”; destacan los instrumentos de carácter africano y las técnicas de guitarras basadas en el "slide", "bend" o   "vibrato". Cariz desgarrador en sus voces.
Patrón musical repetitivo de orígenes afroamericanos.

Predominio de sonidos graves: "juegos de llamadas y respuestas".
-Promueve la acción o el movimiento.
-Estimula la creatividad y la abstracción.
-Melancolía y catarsis.
-Carácter reivindicativo.
-Despojo emocional.
ROCK
Influido por el blues. Principalmente recurre a   instrumentos eléctricos (guitarra, bajo, órgano…) y percusión (batería). Voces potentes.
Aunque se dan tiempos y ritmos lentos (60-80 pulsos por segundo), predominan los rápidos (100-160 pulsos/min.)
Sonidos mixtos, agudos y graves: fuerza y vivacidad.
-Excitación e impulso hacia la acción: motivación.
-Emociones intensas y anímicamente elevadas.
-Retención y liberación de tensiones.

POP
Instrumentos eléctricos y no eléctricos (guitarra, bajo, piano…) y percusión (batería).
Alterna entre ritmos lentos, rápidos y moderados.
Similar al rock, predominan sonidos mixtos y agudos.
-Motivación hacia la danza rítmica.
-Emociones alegres. Sentimientos de unión y conmoción.
FLAMENCO
Por lo general, destaca el uso de instrumentos manuales (guitarra española, castañuelas,…) o corporales (palpadas, pisadas,...). Voces rasgadas y serenas.
Aunque el tiempo y los ritmos pueden ser variados,
predomina la sistematicidad del carácter lento y “adante”.
Variada. Características mixtas entre alturas agudas y graves.
-Altas dosis de emocionalidad.
-Carácter nostálgico, vivaz y pasional.
-Despojo de emociones huracanadas.
TANGO
El acordeón y la armónica suelen ser instrumentos recurridos. 
Voz melosa y serena.
Ritmo sistemático, de carácter "juguetón".
Cualidades variadas y mixtas entre tonalidades agudas y graves.
-Puede ser asociado a la expresión de majestuosidad,
el equilibrio de ánimo y la pasión.
-Carácter nostálgico,  melancólico y pasional.

 JAZZ
Influido por el blues. Predominan los instrumentos de viento madera, viento metal y percusión.
Ritmos y líneas melódicas muy diversas, abiertas a la improvisación y al juego armónico.
Uso del "swing".
Altura derivada de la música africana y afroamericana.
Cariz poliédrico.
-Se asocia con la creatividad.
-Incita a la acción o el movimiento liberador.
-Carácter reivindicativo y catártico.
SALSA
Destaca el papel de la percusión “latina”. Voces agudas y vigorosas.
Estructura rítmica repetitiva que toma como base "la clave de son".
De influencia musical cubana. Sonidos de carácter agudos y mixtos.
-Desenvoltura.
-Sensualidad.
-Sinuosidad del temperamento.
-Promueve la organización del movimiento en la danza con pareja.
RAP
Protagonismo destacado de la voz (sobre todo con el “beatboxing”).
Uso de sintetizadores y música electrónica. Instrumentos varios.

Ritmos sistemáticos y repetitivos con margen a la variación.
Se recurre al “turntablism” (uso giratorio de discos).
Altura sonora variada y mixta con predominio de   sonidos graves.
-Impulso hacia la reflexión y la crítica.
-El cariz de sus frases musicales es eminentemente reivindicativo.
-Liberación de la rabia.
BALADAS
Protagonismo de voces dulces y melosas, también rasgadas.
Instrumentos de cuerda y viento.


Ritmos lentos, opacos, pausados.


Sonoridad variada. Destacan los sonidos graves u opacas.
-Predominio de emociones de pérdida, melancolía, nostalgia y anhelo.
-Reconocimiento del dolor, la tristeza y lo imperecedero.
REAGGE
Guitarra, bajo, batería.
Destaca el efecto de la voz rasgada y el órgano “Hammond”.
Ritmo relativamente lento y repetitivo.
Tonalidades mixtas.
-Evoca la introspección y expansión mental.
-Carácter reivindicativo.
-Estimula la reflexión.
MÚSICA CLÁSICA
Instrumentos propios de la orquesta sinfónica (cuerda, viento-madera, viento-metal y percusión).
La mayoría de estos instrumentos fueron inventados antes del s. XIX.
Tiempos y ritmos variados: uso combinado de tiempos lentos, "moderatos" y “allegros.”
Su rango es de los más completos y amplios: desde el modo alegre y vivaz de su aguda sonoridad hasta los sonidos lúgubres, graves u opacos.
-Carácter majestuoso y solemne.
-Conexión espiritual.
-Experiencias de transcendencia o inmanencia vital.
-Paroxismo, exaltación de emociones alegres y nostálgicas.
-Promueve la creatividad, la relajación y la introspección.


Acorde con el cuadro aquí expuesto, cabe cuestionar: ¿es casualidad, o causalidad, que la música en la que predominan sonidos graves, ritmos lentos y timbres oscuros se relacione con frecuencias de onda sonoras bajas; correspondiéndose, en consecuencia, con estados emocionales alicaídos? De la misma forma: ¿hasta qué punto las frases sonoras predominantemente agudas, con ritmos rápidos y, por tanto, frecuencias altas, son correlativas a estados emocionales febriles, pasionales y activos? Podríamos añadir, con todo ello, que la sinuosidad de la línea melódica-armónica en cada caso acentuaría –o restaría– valor a tales sensaciones. No obstante, pese a lo dicho, se torna imprescindible enfatizar que las correspondencias que puedan fraguarse entre las sensibilidades individuales y los géneros musicales siempre tienden a reflejar una ponderación meramente orientativa; teniendo en cuenta nuestras reflexiones en enlaces anteriores sobre la relación "experiencia-sensibilidad-juicio estético/juicio de valor", el juicio estético y, por ende, la sensibilidad son eminentemente subjetivos.

Sea como sea, queridas merodeadoras, de ustedes depende la cualidad relacional que confeccionen con la compleja red del universo musical. Probablemente, el entresijo de nuestro sentir a este respecto puede alinearse con aquella frase articulada por un Tchaikovski rebosante de sapiencia: “En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco”.



Tras estas reflexiones no puedo más que dejar aquí, a modo de apología, un tema que expresa el carácter transcendental e imperecedero de la música. Esperando que les guste... Ahí va, con amor:

MÚSICA DE NACH – El Idioma de los dioses



JZRP.
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1 Hasta ahora el umbral de audición estimado para el ser humano se sitúa entre los 20 y 20.000 Hz.


2 Wikipedia lo define así:
<<Un medio continuo se concibe como una porción de materia formada por un conjunto infinito de partículas (que forman parte, por ejemplo, de un sólido, de un fluido o de un gas) que va a ser estudiado macroscópicamente, es decir, sin considerar las posibles discontinuidades existentes en el nivel microscópico (nivel atómico o molecular).>>

3Dicho muy sucintamente, las “ondas viajeras”, al contrario que las “ondas estacionarias”, se propagan linealmente por el aire sin interferir unas sobre otras. Para más información: http://www.eumus.edu.uy/docentes/maggiolo/acuapu/prp.html

4Cabe decir que no conviene concebir la musicoterapia como una herramienta terapéutica que expide recetas “musicales” como quien otorga paracetamol; más bien, habría de ser entendida como un procedimiento que favorece: (1) determinadas cualidades físicas o habilidades comunicativas (por ejemplo, la disfemia [o tartamudez] tiende a desaparecer mientras la persona en cuestión canta); (2) el bienestar emocional (a través de la relajación); (3) y, como consecuencia de todo ello, algunas capacidades cognitivas tales como la concentración, la memoria (mediante estrategias mnemotécnicas) o imaginación (creatividad).

5 Definición encontrada en Wikipedia; recurrimos a este diccionario virtual por su fácil acceso y la general legibilidad de sus contenidos de forma primaria. En relación a los géneros musicales encontramos lo siguiente:
<<Un género musical es una categoría que reúne composiciones musicales que comparten distintos criterios de afinidad. Estos criterios pueden ser específicamente musicales, como el ritmo, la instrumentación, las características armónicas o melódicas o su estructura, y también basarse en características no musicales, como la región geográfica de origen, el período histórico, el contexto sociocultural u otros aspectos más amplios de una determinada cultura.>>

Estos géneros se clasificarían según los siguientes criterios:

Características melódicas, armónicas y rítmicas.
Instrumentación típica.
Lugar geográfico.
Origen histórico y sociocultural.
Estructura de las obras (canciones, movimientos, etc.).
Normas y técnicas de composición e interpretación.
Medios y métodos de difusión.

sábado, 5 de octubre de 2013

Onagra: la planta de la Mujer




Imágenes vistas: aquí y aquí.

Mi Madre, que es muy sabia, me obligó recomendó tomarme unas pastillas de aceite de onagra, pues decía que iría muy bien para todo. Es por ello, que quise investigar y qué sorpresa me llevé al descubrir sus propiedades.

La onagra prímula (Oenothera biennis), también conocida como hierba del burro, tiene su origen en norteamérica, siendo muy usada por los indios nativos norteaméricanos durante siglos.

Los principales componentes de la onagra son:

Ácidos: oleico, alfa-linoleico, beta-linoleico, gamma-linoleico, esteárico, aspártico, glutamínico, palmítico (en sus semillas), cafeico, elágico y p-cumárico en sus hojas.
Aminoácidos: arginina, cistina, fenilalanina, glicina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, prolina, lisina, treonina, tirosina y valina en las semillas.
Vitaminas: Ácido ascórbico (vitamina C).
Fibra, tanto en la planta como en sus semillas.
Minerales: Potasio, magnesio, manganeso, cobre, boro, hierro, cinc en las semillas y calcio y fósforo en la planta y en las semillas.

Ciertamente, leí que se le llama la planta de la mujer pues posee poderosos beneficios para nosotras.
  • Para combatir los efectos de la menopausia
  • Ayuda a  la regulación de la menstruación. 
  • Alivia el síndrome premenstrual. Esto se debe a que su alto contenido en ácido gamma-linoléico contribuye a la segregación de la prostaglandina E1, hormona que reduce los procesos inflamatorios. Dicha propiedad resulta muy útil en el tratamiento de los síntomas del síndrome premestrual tanto en el plano físico como psíquico. En el plano físico porque disminuye la hinchazón del vientre, la sensibilidad en los pechos o las náuseas y otros dolores. En el aspecto psíquico ayuda a combatir la depresión y la irritabilidad.
  • También se la relaciona con un efecto favorecedor del embarazo, de hecho se ha empleado en ciertos casos relacionados con la infertilidad femenina, así como para la reducción de los  quistes de ovarios. También en casos de endometriosis (inflamación del tejido del útero) y para la reducción de bultos benignos en las mamas.
  • Favorece la dilatación de las arterias y evita enfermedades como la flebitis, las hemorroides, las varices o la hipertensión.
Y no sólo esto, también mejora el acné, reduce la tensión arterial, mejora los eccemas, soluciona problemas de impotencia (pues mejora el riego sanguíneo en el pene), es por ello que puede ayudar en caso de alopecia o en la salud de las uñas, siempre y cuando estas afecciones estén relacionadas con una mala circulación, reduce los niveles de LDL, (colesterol “malo”).

Además, la onagra ha resultado muy útil como apoyo en el tratamiento de la diabetes. Esto se debe a que mantiene estables los niveles de insulina y a que previene los efectos secundarios que la enfermedad tiene sobre el sistema nervioso de los pacientes, aunque muchas de sus aplicaciones en este sentido aún están a prueba en los laboratorios.


* Contraindicaciones
Según he leído, hasta el momento todos sus efectos son beneficiosos y no se conoce toxicidad. Aun así, tiene efectos secundarios, ya que cabe cierta posibilidad de sufrir reacciones adversas estomacales como náuseas, malestar o incluso dolor de cabeza y su consumo no es compatible en casos de epilepsia.

Mi Madre compró un bote en la farmacia y no recuerdo bien el precio, pero me suena en torno a los 4 - 5 €. Se suele tomar tres capsulas al día, una con cada comida, pero si decides tomarla, ya lo leerás en el prospecto. La marca que compró es esta:


Por último, algo personal. Yo no se si está relacionado directa o indiretamente con la onagra, pero hace unos años mi ginecóloga me contó que tenía los ovarios poliquísticos. Pues bien, en la revisión de este año me dijo que tenía los ovarios perfectamente normales, sin quiste alguno.

Por todo ello, les invito a que investiguen. Y para no perder costumbre acompaño mi entrada con una canción.

 "Ella siempre mira hacia delante, él jamás mira hacia atrás"