La primera vez que me
recomendaron los muertos vivientes, hace más de dos años y medio, pensé
“¿zombies en un cómic?, no tiene buena pinta”. “Prefiero seguir con Sandman”
contesté mientras lanzaba una mirada de confusión y desconfianza a la obra de
Robert Kirkman.
Sin embargo, parece que tenía que
leer esta maravillosa obra porque volvió a mí mucho más tarde, y como no quería
desafiar al universo y su manera no muy sutil de mandarme mensajes y señales,
le hice caso y me puse a leer el primer número.
No estuvo mal, me gustó, se leía
rápido y pronto descubrí que Kirkman utiliza increíblemente bien los
cliffhanger. Enamora al lector y consigue que la lectura del siguiente número
se produzca inmediatamente.
Tras mi experiencia con los primeros
cinco números ya estaba oficialmente encandilada por la historia y procedí a
leer los 16 siguientes en apenas dos semanas. Creo que gracias a mis esfuerzos
de autocontrol y de postergación del placer, me duraron tanto, porque bien
podría haberlos leído todos en unos días…
Entremos al trapo y veamos de qué
va esta magnífica historia.
El cómic comienza con Rick, un
policía que ha estado en coma durante los últimos meses tras haber recibido un
disparo en pleno ejercicio de su profesión. Cuando despierta se encuentra en la
habitación de un hospital aparentemente olvidado y desierto. Empieza a buscar a
alguien y se encuentra con una manada de zombies atrapados tras unas puerta. Es
nuestra primera presentación de una distopía, los zombies se han extendido por
todo el mundo y los seres humanos se encuentran en inminente peligro.
Tras escapar del hospital, Rick
va en busca de su familia, pero pronto descubre que el pueblo ha sido
abandonado y sólo quedan zombies, así que se hace con algunas armas, un coche y
comienza la búsqueda de personas, necesita explicaciones. Además, tiene la
esperanza de encontrar a su mujer e hijo vivos.
Inmediatamente conectamos con el
protagonista y nos vinculamos emocionalmente con sus experiencias, pues “los
muertos vivientes” no trata sobre zombies, no ahonda en por qué surgen, no nos
interesa si hay cura… Lo que verdaderamente importa es sobrevivir, y para hacerlo los protagonistas van a tener que hacer
todo tipo de acciones muy cuestionables. Los conflictos morales y éticos que
plantea continuamente son dignos de debate y reflexión. Los muertos vivientes arroja
una pregunta incómoda ¿hasta dónde llegarías para sobrevivir y proteger a tu
familia?
Cuando de repente los alimentos
escasean, no hay luz, agua, seguridad… cuando se tambalean las necesidades
básicas de la pirámide de Maslow nos convertimos en seres primitivos, que
luchan por llegar vivos al siguiente día. Éstos
son los muertos vivientes, seres humanos que, de repente, se ven
arrastrados por sus circunstancias a VIVIR.
Eso sí, no te encariñes con ningún personaje, Kirkman y George R. R. Martin son primos hermanos, ahí queda eso.
Por último, les dejo con las
palabras que podemos leer en la contraportada de los cómics:
“¿Cuántas horas al cabo del día
pasas viendo la televisión?
¿Cuándo fue la ultima vez que
cualquiera de nosotros de verdad hizo algo para conseguir lo que quería?
¿Cuánto tiempo ha pasado desde
que cualquiera de nosotros necesitó algo de lo que quería?
El mundo que conocíamos ya no
existe…
El mundo del comercio y las
necesidades superfluas ha sido reemplazado por uno de supervivencia y
responsabilidad. Una epidemia de proporciones apocalípticas ha barrido la
Tierra haciendo que los muertos se levanten y se alimenten de los vivos. En
cuestión de meses la sociedad se ha desmoronado, sin gobierno, sin
supermercados, sin correo, sin televisión por cable.
En un mundo gobernado por los
muertos, por fin nos vemos obligados a empezar a vivir”
¿A qué esperas querida merodeadora para descubrir a los muertos vivientes?
Querida Yurena;
ResponderEliminarMe parece interesantísimo dicho cómic. Estaría genial que, siguiendo la línea, nos hablaras un poco de Sandman (pues me atrae mucho lo poco que me han contado del mismo).
En relación a la reflexión, comparto la visión de concebir la vida actual de los humanos como un mecanismo autómata autosatisfecho abrumadamente por el nivel de consumo actual. Creo que son varias las películas que se han forjado en torno a esta temática. Sólo una anotación no demasiado importante: yo más bien diría que, en una situación como la que describes, nos veríamos obligados a "sobrevivir", no a "vivir" (ya que una podría decir que a "vivir" se ve obligada todos los días en nuestra sociedad actual; "sobrevivir" sería más preciso, a mi entender, teniendo en cuenta que lo puesto en suspenso son las necesidades básicas).
Muchas gracias por compartir tus aventuras literarias.
¡Un lumo-abrazo!